Compartir
17.05.2021 Tal Como Somos

“Obtener un diagnóstico me ha ayudado a conocerme mejor, a aceptarme tal y como soy y a entender que, aunque tenga ciertas dificultades, también tengo muchas cualidades”

Ilustración representativa de la sección Tal como somos, en la que aparecen cuatro personas sonriendo

Un diagnóstico precoz es la clave para acceder cuanto antes a una atención temprana específica y especializada, que resulta esencial para favorecer el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas con trastorno del espectro del autismo (TEA), al mismo tiempo que favorece el bienestar emocional de las familias. Así nos lo explica Luna, una mujer diagnosticada de TEA a los 19 años, tras recibir el diagnóstico su hermano pequeño, de 13. 

Gracias por compartir tu testimonio y visibilizar el esfuerzo tan grande que hacéis muchas personas con TEA cada día para participar activamente en una sociedad que a menudo os excluye por no conocer y comprender adecuadamente el trastorno.

Testimonio de Luna

Desde pequeña tuve problemas para relacionarme.Prefería jugar sola a jugar con otros niños.

También recuerdo que mi madre se enfadaba mucho conmigo cuando me negaba a dar dos besos o un abrazo a algún familiar o amigo de la familia.

Nunca me ha gustado el contacto físico, y menos con desconocidos o gente que apenas conozco.

Durante la educación primaria, mis profesores se dieron cuenta de que “pasaba algo conmigo”. A pesar de que era una niña que se portaba bien y sacaba buenas notas, tenía ataques de ansiedad en clase.

Cuando había demasiada gente hablando tenía que taparme los oídos y, a veces, incluso me ponía a llorar porque me molestaba mucho el ruido.También me pasaba en algunas tiendas o restaurantes donde había mucha gente y, sobre todo, en las verbenas del pueblo en verano.

Mis padres me llevaron a una psicóloga privada por primera vez a la edad de 11 años. Esta dijo que no había ningún problema, que simplemente me faltaban habilidades sociales y mecanismos para controlar las emociones. La psicóloga a menudo se enfadaba conmigo porque solía contestar sus preguntas con monosílabos.

Después de un año de terapia sin conseguir ninguna mejoría, me derivó a otro psicólogo. Este, después de un tiempo, también me derivó a otro.

Me dieron muchos diagnósticos a lo largo de mi adolescencia: TOC, trastorno adaptativo, TLP, agorafobia… También estuve medicada por psiquiatras con loracepan, escitalopran, triptizol, fluoxetina…

Cuando tenía 19 años, a mi hermano pequeño, que en ese momento tenía 13 años, le diagnosticaron autismo de alto funcionamiento en una asociación de Asperger de mi ciudad. Cuando mi madre les comentó a las chicas de la asociación que yo tenía comportamientos y síntomas muy parecidos a los de mi hermano, estás le dijeron que me acercase un día. Después de varios días de entrevistas y diferentes test, me confirmaron que tenía autismo de alto funcionamiento. Gracias a ello he podido conocer a personas con experiencias muy similares a la mía.

Para mí, obtener un diagnóstico me ha ayudado a conocerme mejor, a aceptarme tal y como soy y a entender que, aunque tenga ciertas dificultades, también tengo muchas cualidades. Creo que todos, independiente de nuestra condición, tenemos distintas dificultades y no me parece justo que algunas estén socialmente aceptadas y otras no.

Si alguien dice que le resulta muy difícil la carrera de ingeniería, mucha gente le dirá que no se preocupe, que es normal y probablemente reciba apoyo y ánimos.

Yo tengo una doble ingeniería que no me resultó difícil, pero sí que me resulta difícil ir a un supermercado a comprar, o coger el metro sola, y cuando lo digo en voz alta, no solo no recibo ningún apoyo ni ayuda si no que, directamente, me llaman tonta o retrasada.

Muchos tenemos que esforzarnos en mirar a los ojos, en entender las expresiones faciales de la gente, tenemos que analizar cada frase que decimos para que el resto no piense que somos mal educados o demasiado directos, tenemos que ser capaces de adivinar si, cuando alguien dice algo, realmente piensa lo que está diciendo o está insinuando todo lo contrario y, lo peor de todo, es que tenemos que soportar reproches en caso de hacerlo mal.

Me parece genial que haya asociaciones que ayuden y enseñen a las personas con discapacidad, pero creo que también es necesario enseñar a la sociedad a aceptar y entender la diversidad.

A veces siento que las personas con TEA hacemos un esfuerzo demasiado grande en nuestro día día, imitando un comportamiento que no es el nuestro, para integrarnos en una sociedad que a menudo intenta excluirnos.

Luna, 24 años.

 

Autismo España no se hace responsable de las opiniones vertidas que se emitan en esta sección puesto que son de carácter personal, y no necesariamente reflejan la posición de Autismo España.